Más del 70% de los españoles sufre el Síndrome Visual informático (SVI) por un uso excesivo de las pantallas. Los menores de 30 años pasan 10.5 horas diarias delante de una pantalla. La cifra es de 9 horas entre los 31 y los 60 años, y de 3 en mayores de 60 años según una encuesta realizada por el Col.legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya (COOOC) entre la población general.
Los síntomas más frecuentes son fatiga ocular, ojo seco, picor y visión borrosa.
Para ver de cerca, los ojos realizan dos funciones básicas que permiten enfocar los objetos a distancias cortas: la convergencia y la acomodación, por las que se produce la visión binocular, integrando las dos imágenes (una de cada ojo) en el cerebro, donde se produce la visión.
“Una visión nítida no equivale a una buena visión”, según Lluís Bielsa, vicepresidente del COOOC. “Intervienen una larga lista de elementos que cabe tener en cuenta”.
Los dispositivos electrónicos pueden revelar problemas de graduación visual que habían pasado inadvertidos, como miopía, hipermetropía, astigmatismo o vista cansada. “Podemos no notar la necesidad de gafas al realizar otras actividades, pero el esfuerzo adicional que supone mirar una pantalla sin corrección óptica, provocará más síntomas de fatiga ocular”. Asimismo, “pasar muchas horas delante de una pantalla también puede causar la aparición o la progresión del problema visual a largo plazo”.
Desde una perspectiva visual, todos los dispositivos electrónicos son similares, ya que tienen pantallas que se iluminan, que miramos desde una distancia muy corta y a las que fijamos la vista mucho rato. El SVI se reduce cuando disminuimos el tiempo de uso, pero también debemos tener en cuenta otros tres factores: distancia, luz y parpadeo. Mirar a una distancia muy corta provoca un esfuerzo superior de enfoque al empleado en la visión de lejos.
Según Joan Gispets, decano de la Facultat d’Òptica i Optometria de Terrassa (FOOT-UPC) “la visión humana está diseñada para ver bien de lejos. Hace sólo un siglo, la mayoría de la población realizaba muchos trabajos al aire libre, en espacios abiertos, que requerían visión de lejos y con los cuales los ojos estaban relajados casi durante todo el día”. En poco tiempo, nuestra actividad visual ha cambiado mucho. “Mirar una pantalla de cerca y durante tantas horas seguidas supone que nuestro sistema óptico está realizando un sobreesfuerzo muy importante”.
En los móviles y las tablets, el factor de la distancia es primordial. El tamaño de la pantalla y de la letra es más pequeño, y ello nos induce a acercarnos aún más. Mirar a una pantalla también supone mirar una fuente de luz muy fuerte no natural de forma directa. “Cada vez empleamos una luz menos parecida al sol, por lo que nuestros ojos tienen que esforzarse más, de ahí la fatiga visual”.
Por otra parte, estos dispositivos emiten una luz led azul que, aunque reduce el consumo energético, a largo plazo puede provocar daños en las células de la retina, que no se regeneran. Los reflejos en la pantalla también dificultan la visualización de textos e imágenes y pueden provocar estrés visual.
En un monitor apagado, “debemos asegurarnos de que no aparecen destellos o imágenes reflejadas en el fondo negro. Además, las pantallas con demasiado contraste o brillantez también llevan a tensionar el sistema visual”. En cuanto al parpadeo, cuando pasamos muchas horas ante una pantalla, disminuye y, por tanto, también la secreción lagrimal. “Es una mirada fija que aumenta mucho la evaporación de la lágrima, dando lugar a sequedad ocular y causando picor y escozor, entre otros síntomas”. En estas circunstancias, se reduce en más de un 50%. Cuando una persona habla parpadea hasta 25 veces por minuto. Esta frecuencia, delante de una pantalla de ordenador, puede llegar a reducirse hasta sólo 5 veces por minuto. Joan Gispets, también señala que “este parpadeo se produce, además, cuando la superficie ocular ya lleva unos segundos sin lágrima”. A ello añade que “no sólo se trata de parpadear más, sino mejor, porque las personas usuarias de ordenador o de otro tipo de pantallas, cuando parpadean, lo hacen de forma incompleta”.
Las pantallas son ya una parte ineludible de nuestra vida cotidiana y profesional, de modo que actualmente es prácticamente imposible evitar la exposición visual a estos dispositivos.
Pero sí podemos seguir una serie de consejos para reducir el SVI.
1. Regla del 20-20-20.
Apartar la mirada durante 20 segundos cada 20 minutos enfocando a una distancia de 20 pies (6 metros)
2. Iluminación.
Evitar los reflejos en la pantalla, especialmente de luces superiores o ventanas. Podemos emplear un filtro antirreflector en la pantalla
3. Postura.
La ergonomía es básica para conseguir un buen rendimiento visual
4. Posición de la pantalla.
El monitor debe estar por debajo de la altura de los ojos. O la parte superior del monitor a la altura de nuestros ojos.
5. Parpadeo.
Forzar el parpadeo voluntario o mantener cerrados los ojos 20 segundos de vez en cuando. Evitar ambientes muy secos por calefacción o aire acondicionado.
Además, existen lentes con filtros especialmente diseñados para bloquear la luz azul emitida por pantallas y dispositivos LED, especialmente dañina para la retina, que protegen nuestros ojos en nuestra actividad diaria. Ven a Gil Òptics en Castelldefels (Barcelona) e infórmate.
Fuente: Col.legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya (COOOC)